Empezando con buen pie

Cumplido el primer mes de mi nuevo trabajo puedo deciros que estoy feliz con el cambio. Por fin disfruto de un trabajo en el que hago lo que me gusta, y que me deja tiempo y espacio para mi vida personal y mis hobbies. Y lo mejor de todo, tengo unos compañeros y un jefe encantadores y ¡humanos! Compañeros que cuando estás enferma te escriben para desearte que te mejores, que te regalan flores en el primer día de trabajo y que están siempre dispuestos a echarte una mano para que te pongas a tono con el funcionamiento de la empresa. Otra cosa que me tiene aún alucinada y emocionada es que ¡mi opinión interesa! Por primera vez en mis muchos años trabajando, mi jefe y mi equipo está interesado en conocer mis opiniones y las tiene en cuenta a la hora de ejecutar los proyectos.

En cuanto al contenido del día a día, por supuesto el cambiar al otro lado de la línea de batalla, al aspecto comercial de la investigación y el desarrollo, esto es, a trabajar, aunque de manera indirecta para la industria farmaceútica, supone nuevos retos, de naturaleza moral sobre todo, aunque por suerte en mi posición y en mi empresa no hay tareas que me quiten el sueño por mala conciencia. Aunque el ver cómo funciona este mercado, a veces, me da bastante grimilla la realidad es que la investigación básica tampoco derrochaba comportamientos éticos y ahí en principio sólo está en juego publicar en una mejor revista.

Además tendré la oportunidad de viajar y atender conferencias internacionales, de aprender sobre temas de los que apenas había oido hablar e interactuar con expertos en materias en las que hasta ahora estaba algo más que verde.

Por fin tengo un trabajo en el que cada día aprendo algo nuevo, y que me estimula intelectualmente. Por cierto, ¿sabías que para la enfermedad de Crohn un posible tratamiento son los huevos de gusanos parásitos intestinales? Pues cosas como ésas aprende una en un trabajo como el mío 😉