In/corrección política

¿Sabes esos momentos en que tienes que consultar con el demonio a un lado y el angelito al otro como en las películas? La semana pasada tuve uno de esos días y es que a veces cuando nos hacen ciertas preguntas encontrar la respuesta adecuada es difícil, no tanto porque no la sepamos o tengamos dudas sobre lo que pensamos sino por las consecuencias.

Mi ejemplo es sencillo. Un candidato potencial a tu lugar de trabajo, en nuestro caso un laboratorio, lleno de ilusión y de ganas, alguien que desconoce todo lo que circula bajo la superficie del lugar al que quiere pertenecer, quiere saber. Este lugar le atrae por nombre, porque el brillo de las luces asociadas al título ciegan y la oscuridad que se esconde detrás no trasluce al exterior. Y tú que sí sabes lo que hay tienes dos opciones: decirle la verdad; romper la imagen de ensueño que tus jefes se esfuerzan en proyectar de puertas afuera y exponerte a la ira de dichos titanes si las noticias de tu traición llegan a sus oídos o callar, poner cara de póker y responder a las preguntas del candidato si no con mentiras, con evasivas o entre guiños, esperando que dicho candidato esté ducho en el arte de leer entre líneas y entienda las señales de -EXIT this way- 

A mí lo de la cara de póker en estas situaciones se me da bastante mal, he de reconocerlo, entre otras, porque posiblemente debido a una cara de póker he acabado en lugares que no eran para mí. Sólo una imagen: un alemán con cara de póker. Y que empiece el juego de descifrar el jeroglífico.

La sinceridad no parece la solución, además de porque mi cuello está en juego, porque la verdad no deja de ser subjetiva y tampoco refleja del todo la realidad de este, nuestro lab. Para gustos colores, y que el color de la técnica no sea el mío no significa que no sea el color que ilumine las vidas de otros (lenguaje anuncio de Ikea OFF).

¿Qué hice al final? No estoy muy orgullosa de mi reacción a esta situación, pero si hubiera tenido a este “pobre” candidato cobaya delante seguro que no hubiera podido callarme y, como me gusta mi cabeza donde está, decidí que lo mejor era no hacer una cosa ni otra. Decidí no hablar con él. Y es que cuando tus tripas son más rápidas que tu cabeza a veces la tercera vía es la única vía.

Y tú, ¿qué hubieras hecho?

3 thoughts on “In/corrección política

  1. Yo hubiera hecho lo mismo que tu, no involucrarme. Si esa persona está dejando un trabajo mejor, para acudir a ese, quizás le daría un aviso en plan “Are you sure?”, pero con cuidado, como dices, con tu cabeza, aunque si renunciar a quien eres.
    Es agradable ver el corazoncito tras la científica.
    Que tengas un buen día
    🙂

  2. La verdad que es un dilema bastante peliagudo. ¿Exponerte al peligro por ayudar a otra persona o dejar que ese alguien avance ciego a una situación que me parece catastrófica?
    Entiendo tu reacción, como la realidad de tu laboratorio está basada en tu propia experiencia personal, tampoco puedes asegurar que lo que tu ves como negro otro no lo pueda ver gris, y por tanto, no inmiscuirte se convierte en una opción.
    El problema viene cuando uno se pone en la piel del candidato. ¿Me gustaría que me avisaran de a qué me enfrento? Pues sí, porque así el riesgo de que pueda trabajar en condiciones o no ya lo asumo yo. Lo que también tengo claro es que no me gustaría que alguien se jugara el cuello por ello. Cuando decides meterte en un asunto del que no estas muy enterado debes asumir que te puedes equivocar, y yo, como candidato, pensaría que esta es otra ocasión más de las que ofrece la vida para aprender, que de todo hay que saber. Así que si ello causa problemas a otro prefiero que no me digan nada que yo ya tengo una edad como para equivocarme solo.
    Te mando mucho ánimo con todo esto y con tu trabajo y mis felicitaciones por el blog, que está bastante interesante.

    1. Muchas gracias. Veo que al final la decisión que tomé no fue tan mala. Y sí, es cierto que a mí también me gustaría que me avisaran de las cosas que no van bien en un sitio, aunque la decisión final sea mía. Pero como bien dices, es difícil esperar que alguien se moje cuando las cosas precisamente no son bonitas…

      En fin, todo tiene su parte positiva como bromeábamos una compañera y yo, al menos aquí no tenemos problemas de dinero, y no hay que preocuparse de la inestabilidad laboral que asola la ciencia en España. Algo es algo.
      Un abrazo

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