Se acabó. ¡Por fin! Hace ya algo más de diez días que tuve mi defensa, y sinceramente aún me cuesta asumir el hecho de que realmente se ha acabado, posiblemente porque, entre otras cosas, aún me quedan rollos burocráticos que resolver para que sea oficial, y por otro lado porque después de tanto tiempo de estrés, de pelearme con todo y con todos, cuesta creer que en una horita se haya terminado de verdad esta etapa.

Los últimos meses han sido duros. Luchas con los miembros del comité para que evaluaran la tesis sin demorarse demasiado, más de cuatro doodles y dos meses para conseguir fijar una fecha y aún en el día de la defensa, un miembro que no aparece hasta veinte minutos después porque ha olvidado la cita. Todo eso sin contar con que llevo en paro un mes y medio y he tenido que lidiar con la enrevesadísima burrocracia alemana y hacer un interesantísimo curso del Arbeitsamt a dos semanas vista de mi examen oral. Una fiesta, vamos.

Peeeero…se acabó. Lo mejor de terminar es hacerlo acompañada de los tuyos, y yo tuve la suerte de contar con mi familia y con mis mejores amigos, ya fuera en directo o en video, un detallazo que me hizo sentirlos cerca a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, y por supuesto mis compis se curraron un súper Doktorhut, que recordaré siempre (y que intentaré no destrozar mucho en mis próximas mudanzas).

En cuanto a lo que viene ahora, no tengo demasiada idea. Necesito un tiempo para resetear y decidir hacia dónde vamos, aunque al menos ahora llevo un titulillo más en las alforjas, un nuevo paper, otro in the making, y la experiencia de estos largos cuatro años y nueve meses, que aunque no haya sido grata en general, siempre es algo de lo que aprender.

Os dejo con una foto de mi doktorhut y yo, empezando la celebración. Me encantaría prometer que nos veremos mucho más a menudo por aquí pero es posible que me vaya lejos y me desconecte del todo una temporadina, así que ya veremos…en cualquier caso, es verano, así que no me echaréis de menos 😉