En busca de la motivación perdida

Hay días así, de asco. Días en que te preguntas ¿qué hago yo aquí? Días en que parece como si la dosis de motivación con la que te dotaron en tu bautizo como científico, que coincide más o menos con el día que decidiste abordar tu tesis, se hubiera agotado. Ni una gota más.

Y aún así, te levantas, te vistes, coges el metro y a pesar del frío, y/o de la falta de ganas, te plantas en el lab. Y empieza la jornada.

El problema es que, en esos días, uno no sabe por dónde empezar, porque no sabe siquiera el porqué de hacerlo. Uno no llega a este punto porque sí, por debilidad, o por aburrimiento. La mayoría de las veces, este es el punto final de una secuencia de desengaños y frustraciones que van desde experimentos fallidos, hasta luchas internas (y no hablo de interiores, sino políticas) pasando por el ni siquiera poder emprender esos experimentos porque el lab no funciona. No funcionan las máquinas, no funcionan las personas, que no cumplen con sus responsabilidades y al final acabas por dejar de funcionar también tú.

Lo único que cabe es esperar.

Esperar que, o bien aún en un estado de motivación igual a cero consigas lograr el que se acaba convirtiendo en un objetivo práctico (véase PhD) o bien, que mediante alguna fórmula, (¿vacaciones, cambio de proyecto, colaboración, yoga?) los motivos que te hicieron meterte en esto, una…y otra vez, vuelvan a hacerse más fuertes que las dificultades del día a día y el vaso pueda estar ya no vacío, sino medio lleno.

Aún en periodo de espera. Se aceptan donaciones, sugerencias, y recomendaciones.

p.d. matar a tu jefe y/o compañeros NO es una opción. Intentar un golpe de estado tampoco.

2 thoughts on “En busca de la motivación perdida

  1. Mi experiencia científica es demasiado ridícula para empatizar, incluso el par de fracasos que llevo me han servido para aprender cosas. Supongo que es lo normal muy muy al principio.

    Pero el estado general de apatía si me es más familiar, siempre los he capeado quitándoles la importancia, levantándome cada día y avanzando sin motivación. Como en la película del naufrago, esperando a que la marea me traiga algo nuevo.

    Es una modalidad ni demasiado activa, ni demasiado pasiva. Pero a veces requiere más voluntad que sus extremos.

    Saludos, paciencia y ánimo !

  2. En días así dedícate tu mejor sonrisa frente al espejo,
    y recuerda aquel cántico cómico y revitalizante que rezaba:
    “Always look at the bright side of life”.
    Te encontrarás silvando sin remedio,
    y el mundo se pondrá en orden mientras tanto,
    y si no es así… seguirás silvando.
    Saludos

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