Cambios

Hace siglos que no escribo…aquí. Mi tiempo se lo lleva escribir para otros, y empezar a planear los próximos meses/años que vendrán repletos de cambios. Para empezar cambio de piso (tan pronto como encontremos uno, cosa nada fácil en esta ciudad), cambio de prioridades, de tamaño (aunque sea sólo temporal) y por último pero casi lo más importante: dejar este trabajo que sólo me trae problemas. Últimamente, mi jefe está en actitud acoso y derribo, está claro que quiere que me vaya y como no puede despedirme se dedica a hacerme bossing (el término existe y se refiere al típico acoso laboral perpetrado por un superior), con lo cual cada día es una aventura: la de descubrir que estúpida razón encuentra para hacerme la vida imposible. Naturalmente, aunque no soporte esta posición y cada segundo en la oficina se siente como una condena, no pienso darle el gusto -y desde luego no voy a ahorrarle la pasta que voy a costarle- de marcharme. No por ahora, al menos. Por suerte, esta situación tiene fecha de caducidad y en breves podré dejar de levantarme cada día con la horrible sensación de ir al cadalso.

Ahora toca de nuevo replanteamiento de objetivos, de decidir qué es lo que quiero/espero de un trabajo e ir a por ello. Honestamente, a menudo pienso que venir a este país sólo me ha traído desgracias, y añoro mi familia y mis amigos, la sociedad abierta y dispuesta de casa, el sol y la energía que desprende, la comida…en fin, tengo morriña pero siendo realista, tanto la situación laboral en España como mi situación familiar alejan el día de hacer las maletas y volver para quedarme.

Sólo me queda por ahora, la añoranza y la esperanza de no tener que esperar hasta la jubilación para decirle a este país y a sus hombres: ¡que os den!