Atascos

Una de las cosas que más me irritan de este trabajo son los cambios de ritmo. Como conducir en vacaciones. Como intentar avanzar en medio del caos estival entre una maraña de coches que no se sabe ni de dónde vienen ni adonde van -aunque uno supone que la dirección la marca siempre el mar-

Bien pensado, el símil es todo menos fortuito y es que igual que en la carretera, a veces ocurre que tienes a alguien presionándote por detrás para que vayas más rápido -acelera, acelera, que ayer ya es tarde- y otras resulta que estás tan parado como en uno de esos kilométricos atascos que ocupan cualquier carretera de este $&%·/& país cualquier día del año.

Cuando vivía rodeada de pipetas -y seres humanos y no ratones- la presión era elevada pero constante y sinceramente aquella era una dinámica mucho más productiva y atractiva que la que sufro ahora. Con semanas de inactividad tal que siento que me pagan por leer twitter y ojear blogs. Y otras en las que necesitaría días de 30 horas y que me regaran con café y me añadieran unos ansiolíticos del mal rollo que me da no llegar, de todo lo que tengo que hacer.

Este verano está resultando ser leeeeento. Mis animales están tanto o más estresados que yo, tanto que no puedo usarlos para mis experimentos, mientras las obras de “mantenimiento/reconstrucción” del microscopio han durado más que el soterramiento de la M-30 del faraón Gallardón.

Por supuesto ahora llega lo bueno. En un par de semanas tengo mi tercer y último comité de tesis antes de mi defensa -en un año/año y medio- y además de una gripe, he tenido que lidiar con un cambio de disco en el ordenador -una semana de incapacidad- y ahora a esperar que Murphy se haya tomado vacaciones y me respete al menos hasta entonces.

Este año promete ser duro. Sólo espero que al menos sea fructífero y me acerque al final de esta carrera de obstáculos que ya ni siquiera sé si tiene sentido. Porque no nos engañemos, cuando uno sale a la carretera lo hace con la intención de llegar a un sitio, y a mí ya hace tiempo que me esperan en la línea de llegada.