El coronavirus NO salió de un laboratorio

Seguro que estos días habréis encontrado por ahí teorías sobre el origen humano del coronavirus SARS-CoV-2 responsable de la crisis del COVID-19 en la que estamos inmersos. Sin embargo, la ciencia acaba de demostrar que eso no es sino un bulo y que el coronavirus no salió de un laboratorio sino que es el producto de la evolución de cepas naturales.

Un estudio publicado en la revista Nature Medicine ha seguido la evolución del virus SARS-CoV-2 y comparado su secuencia y estructura con la de otros virus llegando a la conclusión que ya mencionamos antes: el coronavirus no salió de un laboratorio.

Comparando las estructuras moleculares de este coronavirus con otros conocidos, los investigadores observaron que el SARS-CoV-2 muestra un “esqueleto” que no tiene nada que ver con los de otros coronavirus y que es muy similar a estructuras que se encuentran en virus relacionados típicos de murciélagos y de, agarraos, ¡armadillos!

Por otro lado, también se vió que la estructura del motivo de unión de receptores de este coronavirus, y que emplea para acceder a las células huésped contiene unas proteínas en punta que son extremadamente efectivas para la unión de receptores de las células humanas encargadas de regular la presión sanguínea. Una especificidad tan elevada sería extremadamente difícil de conseguir en un laboratorio.

El análisis genético del virus también da pistas sobre cómo llegó a humanos, y su patogenicidad. A la vista de sus datos, los autores del trabajo plantean dos hipótesis alternativas. La primera, que el virus evolucionó en huéspedes no humanos (murciélagos, armadillos…) hasta su estado patológico actual y luego saltó a humanos. Y la segunda, y más espeluznante, que el virus se volviera “malo” una vez cruzada la barrera interespecífica hasta humanos. Esta segunda hipótesis, menos probable, es también la más aterradora porque abre la puerta a que otros virus normalmente inocuos puedan acabar desarrollando una capacidad infectiva y patogénica como la del SARS-CoV-2 que diera lugar a una pandemia como la que estamos viviendo.

En resumen, la ciencia demuestra que la conspiranoia de que el coronavirus responsable de nuestro (largo) encierro no es un arma creada en un laboratorio, sino el resultado de la evolución y de la mala suerte. Podríamos también hablar de las causas de la expansión mundial del virus, pero ese tema sólo da para muchas páginas.

Acabo el artículo con una petición. Olvidando el origen del virus, y los comos y los porqués de cómo hemos llegado a esta situación mundial, por favor quedáos en casa. Ayudad a limitar la expansión del virus y salvemos vidas juntos. Aprovechemos esta oportunidad para demostrar que el individualismo no tiene cabida en nuestra sociedad. Que juntos podemos.

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