Un síndrome de cuento

Lo hemos oído miles de veces. La realidad supera la ficción. La más de las veces nos referimos a la cara dura de nuestros políticos, pero en este caso voy a referirme a un cuento, a las cosas que pasan en ese cuento y al referente real y patológico basado en -¿o será al contrario?- dicho cuento.

Versión artística del cuento o de cómo ven el mundo los peques

Una niña que se pierde en el bosque persiguiendo un conejo blanco, un mundo de fantasía donde las cosas adquieren dimensiones gigantescas (macropsia) o diminutas (micropsia), sólo comiendo o bebiendo de unas sustancias mágicas -psicodélicas- y un síndrome, llamado de Alicia en el País de las Maravillas, que presenta síntomas similares a estos, en cuanto a que produce distorsiones visuales transitorias (metamorfopsia) y que aparece asociado a ciertas infecciones virales y/o procesos febriles. Estos episodios de alucinaciones visuales respecto a la forma y tamaño de los objetos suelen ser cortos (menos de una hora) y de frecuencia variable, lo que es impredecible es cuándo se va a desatar uno de estos episodios.

En el trabajo que os traigo hoy, los investigadores Brumm y cia. pusieron a un niño afectado por el síndrome de Alicia en un escáner de resonancia magnética funcional (NMRI) para observar en el cerebro las diferencias en el procesamiento de la información visual que tenían lugar durante estos episodios de distorsión en el tamaño de los objetos. En el caso de este niño los objetos aparecían más pequeños (micropsia).

Como siempre en los estudios de NMRI, los autores se centraron en unas áreas a priori porque ya estaban relacionadas con el efecto que buscaban caracterizar: el lóbulo occipital -que es el responsable de la visión- y el parietal, anterior a éste y que desarrolla funciones variadas. Dentro del escáner, tanto el niño con síndrome de Alicia como el niño control (un niño sano, sin problemas de visión o de otro tipo) hubieron de resolver 2 tipos de test visuales: uno pasivo de observación de un estímulo tipo tablero de ajedrez y uno activo, llamado ilusión de Ponzo que consiste en dos líneas verticales de la misma longitud encerradas por dos líneas horizontales que se abren de manera que la percepción de la longitud de las verticales cambia.

Figura 1 del artículo. A la izquierda el estímulo pasivo. A la derecha la ilusión de Ponzo

En ambos casos lo que encontraron fue una activación disminuída de las áreas visuales en el lóbulo occipital del niño con síndrome de Alicia y una activación superior a la del control en el lóbulo parietal. Según los autores, sus descubrimientos están de acuerdo con lo que ya se conocía sobre el fenómeno pero reconocen que especialemente en el caso del segundo experimento con la ilusión de Ponzo, algunas de las variaciones que observan podrían deberse a otras causas que el síndrome puesto que sólo contaban con un control, no pueden descartar esta posibilidad. También reconocen que hubiera sido bueno hacer el mismo estudio sobre el niño enfermo en un momento en que no estuviera inmerso en un episodio de micropsia, pero afirman que no fue posible realizarlo. Una pena, digo.

Izquierda la cuantificación de la diferencia de activación. CON(control) AWS(Sindrome Alicia). Derecha,arriba activación lóbulo occipital. Derecha abajo, activación lóbulo parietal.

Este artículo es en cierta manera una continuación, si no simplemente una modernización de estudios antiguos, especialmente porque no alcanza ninguna conclusión diferente de las esperadas y además la estadística no deja de ser poco significativa por cuanto sólo cuenta con un sujeto por grupo. Lo cierto es que, al menos ha servido para llamar(me) la atención sobre este curioso, casi ficticio, síndrome de percepción visual.