El ratón sin miedo y el francés adicto al riesgo. Dos caras de la misma infección

Los parásitos intracelulares T.gondii (c) Jennifer Gordon and Wandy Beatty

Es bastante común que pensemos que cómo nos sentimos o que lo que pensamos es algo que, de una manera u otra, hemos decidido nosotros. Sin embargo, ¿qué me diríais si os contara que incluso vuestra personalidad podría deberse a un bichito? Difícil de creer ¿Verdad?

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Hay un conocido patógeno de aquellos que tienen como mascota un “lindo gatito”: el Toxoplasma gondii, que tiene la particularidad de afectar el comportamiento de su hospedador para conseguir sus objetivos vitales: sobrevivir y multiplicarse. El ciclo vital de este protozoo necesita de un hospedador intermediario, el ratón, que es su vehículo hasta el gato, su hospedador final, en cuyo intestino se divide. Por eso la infección en humanos y otros animales de sangre caliente, donde puede vivir pero no reproducirse (lo hace en forma de cistos, que permanecen “escondidos” en lugares poco accesibles para el sistema inmune como el cerebro) es por contacto con las heces de estos animales, o comida contaminada.

Ciclo vital del Toxoplasma gondii

¿Cómo hace este bichito para conseguir pasar del ratón al gato? Lo hace engañando al ratón para que haga algo que va en contra del instinto de supervivencia: dejarse comer. El toxoplasma afecta el cerebro y el comportamiento del ratón (o rata) infectado haciendo que éste pierda el miedo por su enemigo nato, el gato, propiciando el que este protozoo llegue a su destino, el intestino del gato. La infección tiene efectos tan sutiles que el ratón parece sano a todos los efectos, salvo el hecho de volverse claramente masoquista-suicida. Pero ¿cómo lo hace? años de investigaciones han mostrado que los cistos de este protozoo tienden a acumularse en la amígdala, una región del cerebro relacionada con el miedo y la ansiedad y además altera la producción de dopamina en el cerebro de estos animales, lo que quizá podría hacer que el hacer cosas que normalmente dan miedo, como exponerse a un gato, resulten placenteras y de ahí al masoquismo, un paso.

Infectado al volante. ¡Cuidadín!

Pero y a tí y a mí, ¿esto qué nos importa? pues según un estudio publicado recientemente por el grupo de Flegr en European Journal of Personality mucho Ya había datos previos que correlacionaban tasas de infección por Toxoplasma y esquizofrenia e incluso se hablaba de la posibilidad de que ciertas “costumbres” locales pudieran deberse a la presencia de este bichito. De hecho, en Francia la tasa de infección en la población es tan alta que casi todo el mundo es portador (si en USA es de un 10% en Francia es 8 veces más alta). ¿Podría decirse de que ser francés es lo mismo que tener toxoplasmosis? No lo se, y tampoco creo que podamos contestar a esta pregunta, por ahora; lo que si encontraron los autores de este estudio fue que había una correlación entre ciertas características de personalidad y la progresión de la infección. Los infectados eran más extrovertidos y menos responsables que los no infectados, y que este último factor empeoraba con la evolución de la infección. Quizá esto ayude a explicar por qué también se han encontrado tasas mayores de accidentes de tráfico entre personas infectadas (hay un estudio con soldados checos infectados bastante curioso).

En definitiva, dos cosas: una, si eres mujer y estás embarazada aléjate de la caja del gato. Que tu te infectes es malo pero para un feto en desarrollo puede ser aún peor. Y dos, ¿aún estáis convencidos de que sois quien sois por voluntad propia? 😉

Más info: aquí y aquí.

One thought on “El ratón sin miedo y el francés adicto al riesgo. Dos caras de la misma infección

  1. Acabo de recordar la diapositiva de Microbiología en la que se veía a un gato al que su dueño le quitaba con un trapo algo del ojo (en ese momento pensé que yo nunca lo haría). Y estoy pensando quiénes de mis amigos son más “valientes” si los que tienen gato o los que no.

    Interesante texto.

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