Este verano con ocasión de otra de esas ¨no huelgas¨de controladores, me quedé tirada en Barajas durante cuatro horas y también para no variar tuve oportunidad de conversar con un desconocido que decidió hacerme partícipe de su angustia vital: su ex-mujer (cubana) había echado un maleficio a su hijo de 2 años y en consecuencia, éste ahora no quería verle. Y ya se sabe que al fuego hay que atacarle con fuego así que ni corto ni perezoso contrató los servicios de un chamán haitiano para que revirtiera los efectos del mal del ojo. Os podeis imaginar que durante el tiempo que duró la historia yo tenía los ojos como platos, ¿cómo creer que un hombre de negocios europeo más cerca de los 50 que de los 20 de verdad cree en esas patochadas? Por supuesto, mis intentos de hacer ver que quizá el hecho de que un niño tan pequeño que vive sólo con la familia de la madre y a quien sólo visita un par de veces por año es fácilmente influenciable son argumentos inadmisibles e ilógicos. La realidad es que el niño está hechizado.
Disonancia. Obra de Yadira Polo |
espeluznante |
El fenómeno fue propuesto por primera vez por el psicólogo Leon Festinger en 1954, tras seguir el caso de un ama de casa Marion Keech (nombre ficticio por supuesto, ha de protegerse la identidad de los lunáticos) que inició un culto a los extraterrestres tras afirmar que recibía mensajes alienígenas que afirmaban el advenimiento del Fin del Mundo (¿alguien sabe cuántas veces ha ocurrido el fin del mundo en los últimos 20 años?). El portavoz del planeta Clarion, Sananda, informó a Marion que la fecha del fin del mundo vía diluvio universal era la medianoche del 20 de diciembre de 1954. Así que interesado por qué ocurriría el día D a la hora H cuando el mundo no terminara y ningún arca espacial viniera a salvar a los elegidos Festinger se unió al grupo. En la noche del día más importante de la historia de la Humanidad todos los fieles se reunieron en casa de Keech a esperar las instrucciones de E.T. y compañía. Cuando el reloj marcó las 12.01 la gente empezó a inquietarse, cinco minutos más tarde algunos empezaron a llorar, ¿los alienígenas habían olvidado pasar a recogerles?. Pero entonces Keech ¨recibió¨ un nuevo mensaje explicando que Dios (¡ahora no sólo hay exraterrestes también hay un Dios!) había cambiado de idea al ver que ¨ese pequeño grupo había causado tanta luz…Nunca desde el principio de los tiempos hubo una fuerza de Bondad y luz como la que llenaba aquella habitación…¨
Disonancia cognitiva: Leon Festinger
buen articulo. segui pensando por que somos como somos. Olivia