Lesson 1: aleja todas las referencias a tu país

¡Ay! Pobres de nosotros expatriados, no sólo tenemos que sufrir la falta de luz y de veranos de tres días sino que además tenemos que pasar por esa traumática experiencia de volver a hablar como un niño balbuceante que a penas sabe lo que dice.

Aprender una lengua -de adulto- no es fácil y aunque la inmersión facilita las cosas (cuando no hay 200 españoles a la redonda) esta misma semana acabo de enterarme que según un artículo recientemente publicado en la revista americana PNAS el mero hecho de verle el careto a Rajoy -aparte de provocarme una úlcera- puede estar interfiriendo con que me convierta en una bávara de pro.

Lo que una colaboración entre las Universidades de Columbia en Estados Unidos y la de Singapur (China) ha comprobado es que el mero hecho de ver imágenes o caras asociadas con tu país de origen puede dificultar hablar en otra lengua. WTF ¿Cómo puede ser eso?

Una vez tienes la hipótesis, el diseño del estudio es fácil. Coge un grupo de estudiantes (como -casi- siempre) chinos en américa capaces de hablar inglés, esto es importante, y hazles hablar con una cara de rasgos orientales o caucásicos en inglés en un ordenador. Sobre tonterías, qué tal la vida en el campus, esas cosas. Pon a un observador externo, ajeno al tipo de cara con que hablan las “cobayas” y espera…

El observador describió que cuando los estudiantes chinos hablaban con la cara familiar o sea, la china, hablaban no sólo más despacio sino que además demostraban menos fluidez que cuando lo hacían con el extranjero.

Prost! digo…¡échame un culín, anda!

Pero no sólo son las caras familiares las que producen este efecto, imágenes icónicas familiares como qué se yo: un plato de jamón, una botella de sidra, un cielo azul…pueden provocar un efecto similar. En un segundo experimento, a otro grupo de estudiantes le enseñaron un montón de fotos de símbolos ya fueran de su país, China, o de los Estates y les pidieron que las describieran. El efecto fue similar a con las caras. La asociación con la patria disminuye la fluidez en el idioma extranjero.

Aún hicieron un tercer experimento basado en eso tan típico que hacemos todos al empezar a aprender un idioma: las traducciones literales tipo Google Translator. Lo que hicieron fue primar a un grupo que aún estaba en pañales con el inglés enseñándoles imágenes asociadas con China o imágenes neutras antes de pedirles el nombre de cosas difíciles como pistacho, que por lo que parece en chino es algo así como ” nueces de la felicidad”, y según los autores el primado funcionó. Las imágenes de casa les hicieron cambiar en cierta manera el marco de referencia y a pensar “en chino” de ahí que fuera más común que incurrieran en la traducción literal que si no hubieran visto esas imágenes de su país.

He de reconocer que me parecen bastante razonables las conclusiones del artículo, entre otras porque podría jurar haberlas experimentado en mis carnes, PERO y tengo dos. Uno, que uno crea que ha experimentado algo no significa que sea cierto -y si no que pregunten a todos esos que creen que se han curado gracias a pastillas de azúcar- y dos, el tema del primado -el que ciertos estímulos modifiquen de manera inconsciente nuestra repuesta posterior- está siendo más que contestado últimamente. Por lo visto, el más famoso de todos los experimentos de primado en el que palabras relacionadas con la vejez reducía la velocidad al caminar no ha podido ser reproducido por nadie más que por el primer laboratorio que lo describió…y ahí está la polémica, con cientos de laboratorios publicando multitud de efectos diversos del primado quizá basados en un experimento irreproducible…

En cualquier caso, creo que voy a reducir mi exposición a Rajoy y cia. aunque si tengo que elegir entre una buena pronunciación al decir Schemetterling me quedo con un plato de jamón y un buen Ribera. Prost!