El estrés de Nature con las células madre

Las células madre son al siglo XXI lo que la terapia génica fue al final del siglo XX. La gran esperanza. El producto científico de moda. Y lo que no pasó con la terapia génica -o al menos no fue tan evidente- está pasando ahora con ellas: la fama las está matando.

Fuente: www.cordonvital.com

No es que las pobres células madre que, recordemos, son esas células que tienen capacidad de diferenciarse en cualquier célula del organismo, ya sea una célula del corazón, de la piel o una neurona, sean tan susceptibles a los dimes y diretes sino que el hecho de ser el producto de moda hace que algunos quieran subirse al carro de la promesa que ofrecen con resultados falsos o incorrectos, sembrando la duda sobre todo lo que huela a célula madre.

Hace ya unos cuantos años empezó la tendencia con el escándalo de las fotos duplicadas, de los óvulos extraidos de estudiantes y de los datos falseados del grupo coreano liderado por Hwang Woo-Suk, quien allá por 2005 se hizo famoso gracias a su anuncio de que había conseguido expandir el cultivo de células madre en laboratorio, una bomba científica e informativa que acabó explotándole en la cara cuando se descubrió el engaño.

Podría parecer que llegados a este punto y después de unos cuantos escándalos más de artículos, en temas que podríamos llamar de moda, que se descubrieron falsos o erróneos en revistas de importancia tales como Nature o Science, los editores de artículos hot hot hot se andarían con pies de plomo antes de dejar pasar nada que oliera ligeramente a podrido. Error.

Hace tan sólo unas semanas, y tras meses de airada discusión en las redes, porque gracias a Internet ahora es mucho más difícil meterle un gol a la ciencia, Nature ha retirado un par de artículos que proponían que podían conseguirse células madre a través de cosas tan amables como un baño de ácido o estrés físico. Parece ser que Obokata, la científica japonesa a cargo del estudio, aunque niega haber incurrido en fraude, duplicó imágenes, falseó el número de experimentos, y en general sus resultados no son creíbles porque los marcadores genéticos de las “supuestas” células madre tampoco se correspondían con los reales. Cinco meses se ha tardado en deshacer el entuerto. Cinco.

Lo más curioso, y sin ser experta en el tema, es que de primeras el método parece un tanto sospechoso: tanto un baño de ácido como someter las células a altas presiones es un tratamiento realmente duro, es como si aplicáramos el principio de que lo que no mata…hace pluripotente (capaz de diferenciarse en otros tejidos) y sinceramente parece difícil de creer. Es más, si así fuera ¿no sería mucho más común la ocurrencia de células madre? De ser cierto su planteamiento y extrapolando mucho, pero mucho, así que tomaos con con precaución lo que voy a decir, cada vez que nos golpeáramos una rodilla estaríamos produciendo células madre a cascoporro, porque si eso no es estrés mecánico que baje Richard Feynman y lo vea.

En cualquier caso, cuando algo suena demasiado bueno para ser verdad es que es probable que no lo sea -y si no mirad los anuncios de toooodos los cacharros milagrosos de la teletienda, que si tenéis piel de naranja u os morís de cáncer es porque queréis- y eso también se aplica a la ciencia. Nature ha publicado un editorial donde se lava las manos asegurando que su proceso editorial fue impecable, según ellos habían comprobado que en los laboratorios de los coautores habían reproducido también los resultados pero que se les escapó mirar las contribuciones de cada uno al final del artículo. También se les pasó, pero eso le puede pasar a cualquiera 😉 , que algunas imágenes estaban duplicadas o que en otras se había usado corta-y-pega para recrear una figura única. Un trabajo impecable.

Es cierto que el error humano en ocasiones es insalvable, pero estamos hablando de profesionales cuya labor es precisamente asegurarse de que lo que llega a sus páginas es ciencia de calidad, sólida y creíble. Si se jactan de rechazar más del 80% de las solicitudes de publicación se supone que es porque mantienen unos ciertos estándares ¿no? Lo que me preocupa cada vez más es que parece que esos estándares vienen regidos más por el sensacionalismo y la moda que por la calidad, y eso si es un problema. Humano.

Esperemos que de ésta Nature, en este caso, y el resto de revistas guays, aprendan la lección y se esmeren un pelín más en su trabajo, que luego todo es criticar el open peer review, o sea la revisión crítica de la literatura científica online, pero sin ellos sería difícil las más de las veces destapar asuntos como éstos.

Por ahora tendremos que seguir esperando que alguien descubra una manera fácil de conseguir células madre, lo que ya sabemos es que el baño ácido no se pondrá de moda este otoño. Por suerte…