¡Mi cuerpo es mío!Mis genes…depende©

Una de esas pocas verdades indudables, al menos en apariencia, es que somos los únicos dueños de nuestros cuerpos (y si no, véanse los eslóganes de algunas campañas feministas) pero ¿qué pasaría si parte de nosotros estuviera regulada bajo derechos de patente? Parece una locura pero es en parte una realidad,  pues más del 20% de los genes del genoma humano están patentados (al menos en Estados Unidos).
A efectos prácticos no significa que la compañía que posee la patente tenga derechos sobre TUS genes pero si sobre la información que se derive de ellos. Por ejemplo, una persona con antecedentes familiares de cáncer de mama, que es un tipo de cáncer con una fuerte asociación genética, posiblemente quiera saber si tiene alguna de las mutaciones que predisponen a sufrir este tipo de tumor y para ello querría hacerse analizar los genes BRCA1 y BRCA2 que (al menos hasta muy recientemente, y ahora hablaremos sobre ello) estaban sujetos a patente y sólo podían ser analizados por la compañía depositaria de dicha patente.
No patenten mis genes
Esto impide que el individuo tenga libre acceso a su información genética, a poder contrastar resultados del test (segunda opinión) y además limita la investigación en dichos genes pues para poder hacerlo es preciso permiso de la compañía (previo pago de los derechos de patente) y aunque la mayoría parece no impedir la investigación sin ánimo de lucro, en otros casos (como el de los genes BRCA1 y 2) existen quejas de investigadores como la genetista Wendy Chung de la Universidad de Columbia, que dicen que los avances en el conocimiento sobre este gen se han visto estancados por la interferencia de Myriad (empresa poseedora de la patente).
El año pasado la Asociación Americana por los Derechos Civiles (ACLU) demandó a la empresa Myriad Genomics por considerar que la patente sobre los genes BRCA1 y BRCA2 es ilegal. Y ganó.
Un juez de la corte federal decretó que los derechos de patentes sobre dichos genes eran ilegales pues se referían a productos de la naturaleza (genes) y a ideas abstractas. Aunque la empresa ha apelado el veredicto, esta sentencia sirve como predecente y podría cambiar la situación al respecto de todas las patentes asociadas a genes hasta la fecha (20% genoma humano, hasta la fecha) así como acarrear cambios en la política investigadora de compañias privadas y de la investigación pública.
Myriad argumenta que si desaparece el derecho a patentar genes las empresas privadas dejaran de tener un incentivo para invertir en investigación y los avances en desarrollo de técnicas de diagnóstico, terapias…se verán ralentizados; sin embargo, otras voces apuntan a que el avance del conocimiento no se detendrá incluso aunque no exista la posibilidad del beneficio económico de la patente (de hecho muy pocos de los descubrimientos científicos se patentan o salen al mercado) y de hecho en los 90  en la carrera por el descubrimiento precisamente del gen BRCA muchos grupos renunciaron a buscar el derecho de patente.
¿Tú también ves a esta empresa como un monstruo?
Hasta ahora todo esto refleja la situación al otro lado del Atlántico, aquí en Europa también tenemos leyes de patentes sobre genes que son un reflejo en parte de las americanas, aunque varían entre países. Y también no hace mucho, el verano pasado, y quizá también como reflejo de la sentencia del caso ACLU vs Myriad en la Corte Europea de Justicia se falló en contra de Monsanto quien había denunciado a Celera y otras compañías por violar sus derechos de patente sobre ciertos genes de soja.
Y sentando así el precedente para cambios en la legislación europea al respecto, aunque por ahora habrá que esperar…
A mi modo de ver esta sentencia trae consigo dos buenas noticias: una, que el conocimiento no debe pertenecer exclusivamente a nadie y dos, que así las personas recuperan los derechos sobre su información.
En un apunte aparte, comentar que este tipo de tests de asociación genética tampoco son la panacea, por eso es tan importante continuar investigando abiertamente, para hacer que sean eficientes de veras. De nada sirven un montón de datos sin la clave para interpretarlos.