Para un coco sano en la vejez…

Somos lo que comemos. Eso es lo que posiblemente diría alguno de esos nutricionistas avispado que achaca todo lo que nos pasa dentro a lo que viene de fuera, eso antes de vendernos algún suplemento de propiedades mágico sanadoras para solucionar todos nuestros problemas de salud, habidos y por haber. Desgraciadamente las cosas no son tan simples. En una cosa al menos tienen razón y es que la dieta influye en el funcionamiento de nuestro organismo, pero eso sí también lo hacen nuestros genes y nuestros hábitos (fumar, actividad física…). Todo ello compone el amasijo que somos y hace que nuestro cuerpo funcione de una manera u otra.

Traigo esto a colación porque en Psypost ha aparecido esta semana una noticia interesante que tiene que ver con un nutriente esencial: la vitamina D, y con la capacidad cognitiva. Eso si, en una población específica (mujeres) y bajo condiciones determinadas (edad avanzada).

Fijación de la vitamina D y calcificación ósea

En dos artículos aparecidos en Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences, que para quien no sea muy ducho en inglés es una revista de gerontología, o sea especializada en envejecimiento, se expone cómo la vitamina D puede ser un factor de importancia en el mantenimiento de la salud mental de las mujeres durante el envejecimiento.

En el primer estudio desarrollado en Francia se observó en una población de casi 500 mujeres que una dieta más rica en vitamina D se asociaba con una menor incidencia en la ocurrencia de la enfermedad de Alzheimer. Mientras que el segundo estudio utilizó los datos de casi 6.300 mujeres norteamericanas y correlacionó sus niveles de vitamina D con los resultados de una serie de tests de capacidad cognitiva, donde observaron que niveles muy bajos de esta vitamina se correlacionaban con una mayor probabilidad de deterioro de la salud mental y que además entre las mujeres con niveles bajos la prognosis de empeoramiento era también elevada en base a sus resultados en los tests cognitvos.

Por lo tanto, y a la vista de estos resultados parece razonable para las mujeres controlar los niveles de vitamina D, pero no corramos a la farmacia a comprar el botecito de pastillas que no es para tanto. En condiciones normales una dieta normal y una exposición al sol como la que se da en España (por estas tierras norteñas es otro cantar)  debería ser suficiente para asegurar unos niveles adecuados de vitamina D. Ahora bien, es cierto que al envejecer las cosas dejan de funcionar a todo ritmo. A partir de los 50, la absorción por la piel (por exposición al sol) no es tan eficiente y los riñones que convierten la vitamina D en su forma activa (no olvidemos que la vitamina D es una provitamina, es decir, que no es activa tal cual, ha de ser procesada antes de ser funcional) dejan de ser tan eficientes como el alemán del tópico -la realidad es bien diferente, en muchos casos- en esta tarea, por eso los mayores deben incluir suplementos en la dieta.

Para una vejez en forma

Ahora vamos a intentar enternder un poco el posible por qué de esta relación. Momento paja mental ON: Si nos paramos a pensar un poco en las funciones principales de esta vitamina, además de en la absorción del calcio y en la osificación de los huesos, se ha descubierto un más que probable vínculo entre la vitamina D y los procesos de envejecimiento y cáncer (1). Las enfermedades neurodegenerativas como el Azheimer o las demencias, son enfermedades de la vejez, por tanto un cerebro que se mantiene más “joven” está más protegido frente a este tipo de trastornos. Ahora bien, esto es una explicación übersimplificada de enfermedades increíblemente complejas, tanto que aún se discute sobre su origen. Lo que si que parece claro es que unos niveles adecuados de vitamina D circulante en mujeres de edad avanzada son recomendables como medida preventiva frente a la neurodegeneración. Modo paja mental OFF

En definitiva yo diría que nunca es demasiado temprano para tener estas cosas en cuenta. Aunque me queden 20 años para llegar a la época de mala absorción. La cabeza la quiero en su sitio. Hasta el último momento.