¿El trabajo te mata?

Nos pasamos media vida en el trabajo (vale, en ocasiones mucho más) y es lógico suponer que las condiciones de trabajo influyen no sólo en nuestra calidad de vida sino en nuestra salud y en nuestra esperanza de vida. Pero ¿y si no es únicamente la silla de la oficina o la falta de aire puro la que nos está matando?

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Un buen equipo de trabajo mejora tu vida¡ hasta el punto de vivir más!

¿Por qué digo esto? Es obvio que el ambiente de trabajo no sólo lo componen los elementos físicos con los que trabajamos y cuyo riesgo examina y trata de controlar una buena política de prevención de riesgos sino las interacciones personales y con el trabajo en sí, esto es, la responsabilidad, la sensación de control, la monotonía…Sobre el efecto de estos factores sobre la esperanza de vida existen un par de estudios que merece la pena comentar aquí. El último, liderado por Arie Shiromimplicó el seguimiento de más de 800 personas durante 20 años en las que monitorizaron variables como la presión arterial, índices de depresión o la adicción al tabaco. De las variables psicológicas que se valoraron en los test que las personas habían de responder a lo largo del estudio: la demanda de trabajo (percepción personal de la carga de trabajo), control (la libertad del trabajador para hacer frente a tales demandas) y el apoyo social (la interacción positiva con los compañeros y superiores) la más determinante en llevarte a la tumba es la última, de hecho entre la gente que empezó el estudio con edades comprendidas entre los 38 y los 43 el riesgo de mortalidad era significativamente más alto en comparación con el resto de grupos de edades en ausencia de un buen ambiente laboral, pero aunque parezca mentira tener un jefe capullo no tenía efectos importantes sobre la mortalidad (al final cuentan más 80 capullos que uno, aunque pese más). Otro de los puntos que los autores destacan en el artículo es que la percepción de falta de control sobre el trabajo incrementa el riesgo de mortalidad masculina pero no la femenina. Que la sensación de falta de control sobre el propio trabajo influye en la esperanza de vida no es un dato nuevo. Un estudio realizado en funcionarios británicos (estudio Whitehall) en los 70 y que permitió seguir a miles de personas durante años en un estudio longitudinalencontró que entre los 40 y los 64 años, o sea la edad de la jubilación, la tasa de mortalidad de los que se encontraban en la base de la pirámide funcionarial era hasta 4 veces más alta que la de los altos cargos, descontando los efectos de las interacciones genéticas y de adicciones aún quedaba una tasa unas dos veces superior a la de los peces gordos. Ahora bien, se supone que son los grandes ejecutivos los que andan todo el día estresados de aquí para allá y los que uno esperaría tendrían todos los puntos para sufrir un ataque al corazón en cualquier momento sin embargo, lo que encontró este estudio fue que la falta de control sobre el trabajo, el hecho de tener uno, dos, veinte superiores genera un tipo de estrés aún más destructor que el de las grandes responsabilidades.

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¿a quién no le gustaría ser mujer?

Lo realmente curioso de este nuevo estudio israelí es que, como ya comentamos anteriormente, parece que los efectos de este tipo de estrés son dependientes del género y es que en el caso de las féminas parece que la posibilidad de adquirir mayores responsabilidades en el trabajo supone un problema de conciliación con la vida familiar que no se plantea si esta decisión no está en sus manos, de ahí que la falta de control suponga una mejora en la salud femenina. De ser cierta esta explicación y este fenómeno general (el estudio fue realizado en Israel donde la sociedad es fundamentalmente patriarcal) aún queda mucho para que la emancipación femenina sea algo tan natural que no suponga un estrés mortal para las mujeres tener que decidir entre tener responsabilidad en el trabajo o la familia.