Apenas tengo tiempo para nada, y eso incluye escribir, por supuesto. Pero por desgracia las noticias en España vuelven a traerme al blog, porque aunque no paren de alzarse las voces en contra de la sinrazón de la “Justicia” española que permite a una manada de animales irse de rositas tras destrozarle el cuerpo, la mente y la vida a una pobre mujer que tuvo la desfachatez de no defenderse al ser violada por 5 tipos. Parece que entrar en shock o no querer acabar muerta además de defenestrada alivia la pena de los culpables, porque parece que entonces ella no estaba tan en desacuerdo y el abuso no fue tan grande.
Muero de asco y de rabia escribiendo estas palabras, por ella primero, por mi y por todas mis compañeras. Por todas esas mujeres que sufrimos miedo al ir a casa, por las que hemos oído una y mil veces que según lo que te pongas “vas pidiendo guerra” o que estas cosas pasan “porque se visten como putas”; porque a un pobre hombre una mujer se le mete en le ascensor se saca una teta y le busca un problema al acusarlo de violación (dijo un alcalde del PP); porque las mujeres no somos sino objetos a disposición del sexo fuerte, que usa y abusa de nosotras a su antojo y encima tiene la desfachatez de intentar excusarse cambiando las tornas y culpándonos de incitarlos. Por la misma razón que aducen que no se deben llevar pantalones cortos a algunos institutos o incluso escote a la universidad, porque les distraen, les provocan y ya se sabe que una vez se da rienda suelta a la bestia, esa no es responsable de sus actos.
Me hierve la sangre porque esta noticia y este veredicto no es sino una gota más en el vaso del machismo institucional y social en el que vivimos, machismo que hace aún más relevante si cabe iniciativas como la del día 8M y que claman por una mayor concienciación entre nosotras mismas de que esta situación de discriminación no sólo es real sino que tiene que acabar.
¿Cómo haremos para acabar con noticias como ésta? No soy especialista en leyes, y tengo poca confianza en la democracia tal y como está planteada en nuestro país, pero me pregunto que ocurriría si la mitad de la población del país, las mujeres, decidiera de una vez por todas organizarse y empezar a cambiar las cosas. Me pregunto qué pasaría si empezaramos a exigir una cuota mínima de mujeres en todos los órganos de poder del estado (y no me vengan con que no hay mujeres cualificadas para ello, porque me muero de la risa). Posiblemente algunas cosas, y espero que cosas como ésta, empezarían a dejar de suceder y otras, a empezar a convertirse en norma (como el que haya paridad en todos los trabajos). Llamadme ilusa, llamadme soñadora, llamadme idiota pero ése y no otro es el futuro que imagino. Porque si algún día tengo una hija me gustaría poder saber que va a vivir teniendo las mismas oportunidades que si hubiera nacido con pene y que no voy a tener que explicarle cómo ha de protegerse de animales como los que ahora, gracias a la sentencia de estos otros seres inhumanos, andan deambulando por las calles y los portales.