¿Sorpresa? Hmm, creo que no

Gold dollars. Credit: Bill David Brooks

Hace poco lei en Internet los resultados de un estudio sobre la influencia de las farmaceúticas, y del dinero con que bañan a los investigadores, en los resultados de ensayos clínicos, y ¡sorpresa, sorpresa! cuando esto ocurre la probabilidad de que los resultados publicados sea favorable aumenta.

Rosa Ahn supongo que tenía la misma curiosidad que muchos por confirmar la influencia del dinero sucio de la industria en lo que deberían ser estudios independientes, así que tomó 195 ensayos clínicos cuyos resultados fueron publicados a lo largo de 2013 y miró por separado la influencia del flujo de dinero privado ya sea directamente en manos de los investigadores o dedicado a financiar la investigación.

Lo que encontró, a mi modo de ver, es espeluznante: 2/3 de los investigadores había recibido dinero de las farmaceúticas “madres” del medicamento en cuestión, ya sea gastos pagados a congresos, emolumentos por charlas, o incluso ser parte del accionariado de la empresa. Curiosamente, un 5% de los investigadores tenían incluso una patente sobre el producto. Con estos antecedentes no es difícil imaginar que en más de 3/4 de los estudios con resultados positivos, se daba la casualidad de que el investigador principal estaba relacionado con la industria, de una manera u otra. Por contra, en aquellos con resultados negativos menos de la mitad (49%) sufrían de estos conflictos de interés.

Incluso cuando los autores controlaron la influencia de otros factores, el impacto de la vinculación a la industria sobre el tipo de resultados publicados era el más relevante. Y la situación podría ser aún peor porque no siempre (y no todos) los responsables de dichos estudios “confiesan” sus vínculos con la industria, de hecho para este estudio encontraron que este era el caso en al menos 34 casos.

Por otro lado, y en este caso si que parece un resultado sorprendente, el que el estudio fuera financiado públicamente o por la industria no resultó en diferencias en cuanto a lo positivo de los resultados de los ensayos.

Naturalmente esta situación es un grave problema en la ciencia clínica, entre otras razones, como la posible entrada al mercado desde medicamentos peligrosos a simplemente inútiles, con un elevado coste humano y económico, pues los nuevos medicamentos siempre tienen un precio elevado, teóricamente para compensar los gastos de i+d, aunque yo me pregunto si la mitad de esos gastos no tendrá relación con llenar los bolsillos de los médicos investigadores…

Personalmente, que esto sea una realidad me da ganas de vomitar. Que una industria con tanta responsabilidad civil se lo pase todo por el forro y compre al investigador más involucrado con la causa me inspira el más grande de los rechazos. Por eso, estoy más que de acuerdo con gente como Ben Goldacre, quien lleva años demandando un registro público de todo lo relacionado con ensayos clínicos, desde el protocolo inicial hasta los resultados, sin interpretaciones, pero hasta ahora se ha encontrado con gran resistencia por parte tanto de farmaceúticas como de investigadores principales. Por otra parte, para incrementar la percepción del problema del cambio de objetivos de ensayos clínicos durante los mismos, ha creado junto con otros una página web donde presenta aquellos estudios con objetivos/protocolos cambiantes.

Es un paso adelante, aunque aún falten muchos más para llegar a la meta de una investigación clínica fiable y de calidad.