Alles ist mir Wursch o cómo sobrevivir a la Torre de Babel

Voy a estrenar una nueva sección, que poco o nada tiene que ver con la ciencia, aunque para mí tenga algo de antropología comparativa. Eso si, MUY de andar por casa. Llamaremos a la recién nacida ALEMANADAS porque para los que aún no os hayáis enterado vivo en Teutonia, en la única zona donde la llanura empieza a curvarse un poco y justo justo cuando empiezas a ver montaña ¡Badabúm! Herzlich Willkommen in Österreich / Grüezi! Willkommen in der Schweiz o sea que te topas con la frontera con Austria y/o Suiza. El que quiera montaña -de verdad- a pagar vignette, que esos países son pequeños y alguien tiene que pagar quitar la nieve de la autopista ¿no esperaréis que lo hagan con el dinero evadido de los corruptos, incluidas sus Majestades?

Y ya que sin darme cuenta he entrado en barrena os contaré algo sobre Suiza y Austria, que también vale para mi zona de desembarco hace ya 3.5 años (precisión alemana) ergo la tierra de la salchicha, la cerveza y Guardiola, al que tengo que agradecer haberme puesto en el mapa desde que se vino a entrenar al Bayern. Pues como decía antes de que Guardiola invadiera mis pensamientos -pause- en estos dos países y en mi región, que por muy independentista que sea desde la reunificación alemana de Bismarck no es sino un Bundesland más, no se habla alemán. Bueno sí, pero no. Se habla el alemán de toda la vida, bueno ese no porque sería el de Goethe y se reformó en 1996 así que mejor dejémoslo en alemán culto –Hochdeutsch-, que es el enseñan en las academias YYYYYY los dialectos infernales de cada región. Lo que hablan en Suiza es una cosa con una sonoridad horrorosa, con una letra ge tan gutural que parece que se les van a atragantar las palabras al pronunciarlas. Pero no. Y luego un deje de gruñido que da la sensación de que incluso cuando te dicen un piropo te echan la bronca. A mí personalmente me recuerda mucho al holandés, peeeero recuerden que no soy lingüista. Sólo tengo ganas de despotricar.

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A los dialectos autriacos los tengo poco calados, así que sobre estos no voy a comentar demasiado excepto de uno: el tirolés. Este es especialmente chungo porque no nos olvidemos que muchos pueblos del Tirol estuvieron aislados históricamente -ya se imaginan, mucha nieve, montañas altas y escarpadas- con lo que pasaría igual que con el vasco que evolucionaría de manera independiente y en cada pueblo hablarían a su manera. Ahora añada litros de cerveza, Schnapps (Jägermeister) y endogamia. Lo dicho: terrorífico.

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Y para terminar. Redoble de tambores, por favor: el Bairisch. Mi bestia negra. Mi peor pesadilla. Describirlo es es casi imposible para mí, porque es oirlo y producirse un cortocircuito neuronal instantáneo, tipo error pantalla azul de Windows, ya sabéis. Y es que cuando alguien te habla en Bairisch tú quieres entender, especialmente porque cuando te encuentras en esa situación necesitas entender. Momento: perdida-en-carretera-de-mala-muerte-donde-por-no-haber-no-hay-ni-vacas. Prometo no volver a criticar las interminables obras de la Autobahn señora Merkel pero mándeme una señal. Y aparece. Ese señor mayor que si fuera español llevaría un palillo en la boca, que conoce todos los caminos de cabras al dedillo y es exactamente lo que necesitabas. ¡Aleluya! Hasta que abre la boca. ¡Horror! Perdone, ¿podría decirme como salir de este agujero y llegar a ciudad-capital-de-la-cerveza-con-pinta-pueblo-grande? Eso es lo que medio chapurreas en Hochdeutsch, a pesar de intentar vocalizar perfectamente cada sílaba como te enseñaron en la academia. Al pobre hombre lo ves bizquear, rascarse el cocoroto en un intento de concentración que dudas si es de comprensión o un esfuerzo por no partirte la crisma con el bastón por no saber ni hablar. Al final decide ayudarte, o eso cree  él, así que te suelta una parrafada de la que sólo eres capaz de captar de pasada el tono de la última palabra: es una pregunta. Así que por educación haces como con tus abuelos: respondes que sí aunque no hayas entendido ni papa y diriges el coche en la dirección del bastón. Que Bairisch no sabes pero ciega tampoco eres y acabas, por suerte o por milagro llegando a casa.

En momentos como ese te haces una promesa de ésas de no cumplir del tipo: “No volveré a beber nunca más”, “Sólo saldré a tomar una caña después del trabajo, ¡sólo una!”, “Mañana dejo de fumar”…te juras a tí misma que además de hablar alemán mejor que la Merkel vas a aprender Bairisch y te descargas vídeos como éste:

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Por supuesto después de ver un par reconsideras la idea y decides que antes que hablar ese dalecto infernal prefieres tentar la suerte. Aunque por si acaso ahora siempre llevo GPS en el coche y he aprendido a pedir la comida en los restaurantes en Bairisch. Cuestión de supervivencia.

Una cosita para aquellos listillos que piensen que sólo por estar cerca de las montañas tengo que sufrir esta variedad dialectal y que en la súpermegacool Berlín eso no me pasaría: ¡¡¡¡PRINGAOS!!!! En Berlín existe lo que llaman el Berliner Schnauze que tampoco es moco de pavo, aunque dicen que al menos se caracteriza por su humor. Sobre eso no puedo juzgar mucho, pero sería fácil ganar a los de mi región que creo que la penúltima vez que sonrieron fue cuando se trajeron a Guardiola. Y la última cuando lo oyeron hablar en alemán.

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Si alguno de vosotros tiene ínfulas de lingüista o pocas ganas de trabajar aquí hacen un repaso sobre las diferencias entre el alemán y sus distintos dialectos regionales (hay más que estos que he nombrado, como el Schwäbisch en la región de Stuttgart etc etc). Yo me voy a buscar un vídeo sobre vocabulario específico sobre coches en Bairisch, que pronto toca cambiar las ruedas del coche y quiero saber algo más que cómo pedir un codillo (Schweinshaxen).

Correcciones a mis exageraciones-licencias literarias: En Alemania como en Galicia las montañas como las meigas, haberlas hailas, pero no son muchas y están todas casi casi en la frontera. Tanto que algunas como el Zugspitze tienen una cara en Alemania y la otra en Austria. En Alemania también se puede esquiar (estaciones), pero por alguna razón la gente suele preferir ir a los Alpes…no sé por qué 😉 Y en Austria y Suiza la viñeta (vignette) sólo es necesaria para circular por las autopistas.

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