
Con la que está cayendo en España (quiebra de Spanair, últimas cifras del paro, cambios en la ley del aborto, los Urdangarines y los Camps librándose de pagar lo suyo, y mientras, recortes sociales a mansalva…que de los de Ciencia para que hablar) la verdad es que cuesta pensar en volver. Y esta es una realidad que duele, porque los que nos marchamos antes de que el barco se hundiera -del todo- lo hicimos con la esperanza de que quizá al término de nuestro período de expatriación semiforzada podríamos volver a “casa” y quizá, incluso, ¡ilusos! hasta encontrar un trabajo digno.
Hace más de un año y medio que me fui, no estoy aún ni a la mitad de mi doctorado, pero no puedo dejar de pensar en ese: y después, ¿qué?
Y la respuesta cada vez es más clara, al menos la cabeza cada vez lo tiene más claro. Seguir lejos. Porque por mucho que me guste el sol, la comida y el “buen rollito” también me gusta que se me valore por lo que hago, y se me remunere de acuerdo a los años que llevo currándomelo, y poder tener la tranquilidad de que cuando firmo un contrato por 4 o 5 años, es seguro. Y no encontrarme como algunos, como por ejemplo ahora en el Instituto Carlos III, sin saber si renuevo y sin cobrar desde hace meses.
Lo siento España, por mucho que me duela, ahí te quedas. Nos has echado. No valoraste todo el potencial que había en nosotros y lo regalaste a otros países que, encima, se ríen de tu caída mientras se aprovechan de tus réditos. Adiós.
Eso sí, siempre nos quedarán las vacaciones, que al turismo nunca le has fallado.
En el diario Público del 31 de enero se publicó la carta de un lector que reproduzco aquí:
El éxodo de la inteligencia
“SOS. España se desangra”. Este podría ser el titular de portada de un periódico sensacionalista. Sin amarillismo fácil, y yendo al fondo de la cuestión, quería aludir a la inquietante realidad que puede dañar seriamente el presente y el futuro de este país. Me estoy refiriendo a la cantidad de jóvenes españoles que, con un alto grado de formación universitaria, comprueban con irritación e impotente rabia cómo en España se les cierran las puertas de ingreso en el mercado laboral. Másteres, idiomas, magníficos currículos, ilusión, años de sacrificio, esfuerzo y ganas de devolver con creces a su país lo que les ha dado se ven laminados y obstaculizados por una situación económica de parálisis, draconianos recortes presupuestarios, miedos y desconfianza crediticia e inversora.
Agustín Arroyo Carro
Madrid
En 2001 se creó el programa Ramón y Cajal para atraer a científicos con el doctorado hecho, experiencia de investigación y un currículo sobresaliente y competitivo, para aportar al sistema español de I+D conocimiento, experiencia y conexiones internacionales. Tras una rigurosa evaluación, se ofrece a los seleccionados un contrato de cinco años, con salario similar al de un profesor universitario, en un centro de investigación o una universidad, para desarrollar su propio equipo y línea de investigación. Asimismo, se contempla en el programa la estabilización laboral de los científicos una vez transcurridos los cinco años y tras haber superado las evaluaciones pertinentes.
El día 30 de enero El País publicaba que dos centenares de investigadores del programa Ramón y Cajal habían firmado unas cartas que se iban a presentar esa semana en los ministerios de Economía (con las competencias de I+D) y de Educación solicitando puestos de trabajo estables para poder continuar su labor.
Así nos va y nos irá.
Si, es una lastima y una autentica verguenza. Llevan años prometiendonos que la situacion se hara simplemente mas justa, y sib embargo, cada vez es peor. Mayor competencia y menores sueldos/oportunidades…
Rabia-indignacion-pena y al final byebye
Hola Rosa, gran blog. Llegué aquí de rebote curioseando en http://lookslikescience.tumblr.com/
No tengo nada que ver con el mundo científico, soy de los de letras, pero siempre me ha interesado la neurociencia y encima ahora tiene incluso una posible aplicación en mi profesión (“neuromarketing” lo llaman).
Es triste tener que irse de tu país, pero en fin, a veces es lo que hay y desde luego enriquece. Yo también tuve mi etapa centroeuropea, un par de años en Luxemburgo trabajando para la CE.
Ojalá algún día cambié la tonta mentalidad política y cultural de España y no perdamos talento a raudales como ocurre hoy día con la gente que se tiene que buscar sustento y reconocimiento fuera.
Y desde luego te animo a que sigas escribiendo este blog, ya que nos fácil encontrar científicos con capacidad de transmitir a quienes no lo somos los conocimientos de forma asimilable (también leo Amazings, of course).
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¡Nos leemos! 🙂
Gracias por comentar. Neuromarketing eh? Asi que aprovechandote de lo que se sabe de la mente humana para poder vender mas? 😉 ese es un campo interesante porque aunque es solo “recientemente” que se ha mpezado a buscar conscientemente esa utilizacion de las debilidades o predisposiciones de la mente humana pal comercio siempre estuvo ahi. Solo mira a Colon y los indigenas con los espejos, por ejemplo…
Lo dicho, por aqui estaremos