Bellos (y delgados) durmientes

Así ¡NO!

Queridos míos, llega otra vez esa época del año. Esa época en la que estamos felices de poder empezar a quitarnos ropa y disfrutar del sol pero cuando, por otra parte, empiezan a preocuparnos de verdad esos kilos de más. Otra de las cosas que ocurren en este tiempo es que aún más, nos apetece andar por ahí de juerga y con ello no sólo se resiente nuestro reloj biológico sino que parece que también la báscula.

Según una nota publicada en ScienceNow, y el último trabajo de un cronobiólogo,Till Roenneberg, sito en mi ciudad de acogida -o sea en Munich-, uno de los factores que influye en nuestro peso es cómo de desfasado es nuestro ciclo de sueño respecto al que sería el natural. Incluso se ha acuñado un término: jet lag social para describir la falta de acuerdo entre el que sería nuestro ritmo biológico del sueño y aquel a que nos obliga el trabajo o la escuela.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores recogieron datos de más de 10.000 personas entre 16-65 años sobre sus hábitos de sueño así como otros factores biológicos como edad, sexo, peso…y con todos estos datos desarrollaron un modelo estadístico que permitía obtener cuáles eran, de todos los factores introducidos, los más determinantes en el peso. El resultado es que son los factores edad, sexo o duración del sueño los que mejor predicen el peso, según este modelo. Siendo el jet lag social el más determinante en las personas con sobrepeso. Curiosamente, esto no se cumple para las personas de peso normal. Aunque ya se ha descrito que las personas que viven al contrario de su reloj biológico es más probable que beban (más) alcohol, que fumen y que tomen mucho más café. Especialmente esto último es bastante lógico. Y la suma de factores de “riesgo” apoya el que la predicción se cumpla principalmente para los que sufren sobrepeso.

Parece que además, la tendencia en los últimos años (desde 2002-2010) es a acostarnos y levantarnos más tarde que antes, unos 20 minutos de media, porque esta vida moderna nos hace pasar cada vez más tiempo sin ver la luz -no es broma- y sin la luz del sol nuestro reloj biológico tiene problemas para reajustarse.

Ahora, en cuanto al por qué estos cambios en nuestros patrones de sueño pueden estar engordándonos, eso es más difícil de precisar. Según el autor principal del artículo, una posibilidad es que comemos en horas en las que nuestro cuerpo aún está “dormido” y por ello es menos eficiente en procesar esas calorías.

Lo más importante de un trabajo como éste es que por primera vez se ponen de manifiesto los potenciales problemas de salud que conllevan las pequeñas alteraciones de los patrones de sueño en que incurrimos diariamente sin tener que llegar a los extremos de la gente que trabaja a turnos, o los que viajan frecuentemente entre husos horarios, quienes sufren desde problemas circulatorios, a trastornos psicológicos como estrés o depresión.

Así que desde aquí, y por si las moscas, un par de consejillos. Salir a que os de el sol un ratejo al menos cada día (en invierno también) e intentar mantener unos ritmos más o menos constantes de sueño. ¡15 horas el fin de semana y 5 horas de lunes a viernes no vale! Y con eso ya teneis para empezar la operación bikini 😛

3 thoughts on “Bellos (y delgados) durmientes

  1. ¡Muy buena la entrada! Vamos que mi falta de tableta es causa de mi trabajo que me trastoca las horas una semana sí y otra también jejejje

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