Restricción calórica: ¿la clave para retrasar el envejecimiento?

Es simplemente imposible ser joven para siempre. Esto es una realidad de la que todos somos conscientes, pero la pregunta que todos nos hacemos es ¿podemos al menos retrasar este proceso? Desde la industria cosmética a la farmacéutica todos están interesados en desarrollar medios para parar este proceso natural.

En ciencia, el objetivo principal es comprender el proceso, no tanto para que podamos vivir eternamente como a los 20 sino para contribuir en el tratamiento de enfermedades asociadas al envejecimiento como la neurodegeneración y otras muchas.

Una estrategia que se ha demostrado eficaz en retrasar el envejecimiento en animales de laboratorio es la restricción calórica (RC). Si quieres saber en qué consiste y lo que implica para el envejecimiento sigue leyendo…

 

¿Qué significa exactamente restricción calórica? Implica, dependiendo de las condiciones experimentales una reducción del 20-40% de la ingesta. Por ejemplo, para un humano con una dieta de 2000Kcal/día, supondría reducirla hasta las 1600-1200Kcal/día, y como cualquiera que haya sufrido una dieta sabe, no es un número con el que convivir fácilmente.

A pesar de lo severa que pueda parecer esta intervención, se ha demostrado ser la intervención dietética más efectiva y reproducible para regular el envejecimiento e incrementar la esperanza de vida en organismos tan variados como levaduras, gusanos, moscas, roedores y primates.

Todo comenzó en 1953 , cuando Crowell y McCay demostraron que reducir la ingesta calórica sin llegar a la malnutrición prácticamente duplicaba la esperanza de vida de ratas. Desde entonces, este efecto se ha demostrado de manera consistente en numerosos modelos animales, lo que sugiere un fenómeno conservado. Sin embargo, hasta ahora, los mecanismos genéticos y moleculares detrás de estos remarcarles efectos no están claros.

No asustarse. La RC no implica algo tan radical como esto.
Entre las numerosas vías que se cree tienen un papel en las propiedades de RC se encuentran la regulación negativa de las señales mediadas por insulina y similares (IIS), así como la vía de las quinasas que implica a TOR (amino signalling target of rapamycin (TOR)-S6) y la vía de glucosa mediada por PKA (Ras-protein kinase A). Entre las preguntas que aún persisten con respecto a estas vías figuran el papel de insulina y las hormonas del crecimiento (GH) e IGF-1 (insulin growth factor 1). Por ejemplo, ratones mutantes para el receptor de GH, que son resistentes por tanto a esta hormona, tienen largas esperanzas de vida, no son susceptibles de mejora vía RC, mientras que otro modelo de ratón el ratón enano Ames, que es deficiente en GH si. Esta evidencia amplia un papel complejo del eje GF/IGF-1 y vías colaterales en la respuesta a RC.
RC no es sólo dependiente de la especie, también de la cepa. Aquí los variables resultados de RC en ratones de laboratorio (C57BL/6) y salvajes (DBA/2). Credit: Armin Kübelbeck. Foster et al, 2003

Incluso aunque muchos efectos de RC son específicos de la especie, en roedores y humanos la RC conduce a una significativa reducción del peso y de los depósitos de grasa blanca. Sin embargo, y paradójicamente en ratones los efectos beneficiosos de la RC se correlacionaban mejor con la habilidad de mantener estos depósitos de grasa. En humanos, RC se ha demostrado capaz de producir lo que se llama flexibilidad metabólica, incrementando la capacidad del cuerpo de usar cualquier tipo de fuente de energía disponible, sea glucosa o ácidos grados. Propiedad ésta que se ha relacionado con la salud metabólica y cada vez más con la longevidad.

Todo esto está muy bien, pero ¿qué pasa con nosotros, los humanos? ¿hay algo que podemos aplicarnos de toda esta ciencia?
Empecemos con investigación en nuestros primos más cercanos, los primates. En monos rhesus, 2 estudios sometieron a 30 monos a una reducción del 30% de la ingesta y mientras que uno de ellos (the NIA, National Institute of Aging) no encontró un incremento de la longevidad, si encontró una mejora de la calidad de vida sana, esto es, un retraso de la edad de desarrollo de enfermedades del envejecimiento. El otro estudio, del Wisconsin National Primate Research Center (WNPRC) si vio mejoras significativas tanto en esperanza de vida como en salud. Posiblemente las diferencias en los resultados se deben a diferencias tanto en la composición dietética como en diferencias genéticas de los monos empleados, factores ambos que en ratones se han mostrado de importancia.
Un reciente estudio controlado y randomizado en 218 individuos con sobrepeso pero no obesos CALERIE (Comprehensive Assessment of the Long-term Effects of Reducing Intake of Energy),
describió que una restricción del 25% de la ingesta durante dos años es posible en humanos y tiene efectos beneficiosos sobre la salud como la reducción de los marcadores de inflamación y los factores de riesgo cardiometabólico. Sin embargo, no todo son buenas noticias ya que la RC tuvo efectos negativos sobre la densidad ósea, por lo que a los pacientes se les recomendó ejercicio para compensar. Lo más interesante es que dada la diversidad genética de los participantes en el estudio parece razonable pensar que los efectos beneficiosos son reales en variados marcos genéticos. Sin embargo, hay ciertas consideraciones a tener en cuenta como evaluación de los efectos a largo plazo y la inclusión de pacientes en normopeso, para determinar si este factor tiene influencia sobre los efectos reportados.
Una muy buena pregunta es si es necesario someterse a una intervención dietética tan extrema para incrementar nuestra esperanza de vida. Y en base a algunos estudios que defienden intervenciones de RC periódicas, específicas o dirigidas para evitar los efectos negativos y mejorar el cumplimiento de la terapia, parece posible. Pero este tema lo dejamos para otra ocasión. Creo que hoy ya tenéis suficiente información a la que hincar el diente. 😉

Nat Med. 2015 Dec;21(12):1416-23. doi:10.1038/nm.3998. The metabolic regulation of aging. Finkel T.

Para más información:
Am J Physiol Endocrinol Metab. 2014 Mar;306(6):E581-91. doi: 10.1152/ajpendo.00665.2013. Epub 2014 Jan 22. The biochemistry and cell biology of aging: metabolic regulation through mitochondrial signaling. Long YC, Tan TM, Takao I, Tang BL
Mech Ageing Dev. 2016 Mar;154:49-61. doi: 10.1016/j.mad.2016.02.005. Epub 2016 Feb 10. The impact of nutrients on the aging rate: A complex interaction of demographic, environmental and genetic factors.