Parecidos, sí. Como dos gotas de agua, no.

Evil Twin¿Qué hay más parecido que un gemelo a otro? Dos gotas de agua, dicen. Pero, ¿hasta qué punto es esta comparación valida?

Durante años se han empleado gemelos para estudiar de manera separada los efectos de la genética de los del medio (medio ambiente, entorno social, hábitos…) porque se suponía que los gemelos eran genéticamente idénticos, ya que heredan el mismo ADN de sus padres.

Sin embargo desde hace tiempo se sabe que existe un factor genético que los gemelos no tienen por qué compartir necesariamente: las modificaciones epigenéticas.

¿Qué son? Son “marcas” (metilación, acetilación) químicas sobre el ADN que definen si un gen o una región génica se expresa y da lugar a una proteína o no, y cuya presencia depende, en un grado variable, de factores externos. Esos factores externos: medio ambiente, entorno social, experiencia…que se trataban de estudiar en gemelos, por ejemplo. Además, otra característica de las modificaciones epigenéticas es que se ha demostrado que son heredables, lo que añade un grado más de complejidad al sistema de herencia mendeliana (esa de los guisantes verdes y amarillos) al menos para ciertos rasgos, como algunas características psicológicas tales como la susceptibilidad a estrés, por ejemplo.

Se ha visto en experimentos con ratones que un tipo de estrés en particular, la separación de la madre en estadios tempranos, produce marcas epigenéticas que se trasmiten hasta la segunda generación. Pero no sólo se transmiten los efectos a nivel genético, a nivel psicológico los nietos de los ratones que sufrieron la separación de sus madres también sufrían de estrés y ansiedad ratoniles. Lo que parece apoyar la hipótesis de que son los cambios epigenéticos los responsables de la transmisión de esta susceptibilidad al estrés causada por el medio. Esto es, por una experiencia traumática. (1)

Ya…podría pensarse, pero una cosa son los ratones y otra cosa somos los humanos. ¿Qué pasa con nosotros?

Antes de llegar a nosotros, sigamos los pasos de la evolución. Empecemos por otros primates. En monos Rhesus se ha visto que la separación materna es un factor de estrés tan potente que altera la secreción de la hormona del estrés (cortisol) y el comportamiento de estos monos, de por vida (2). No sólo eso, se ha visto que el tipo de cuidados maternales (buenos/deficientes) también influye en la personalidad de los macacos así como sobre ciertos comportamientos tales como la preferencia por el alcohol, o la agresividad (3) y que además existen ciertas variantes génicas asociadas con estas características observadas (fenotipos).

De vuelta al Homo sapiens, y basándose en las evidencias encontradas en estos otros animalitos, se ha empezado a analizar la posibilidad de que se produzcan este tipo de modificaciones sobre el genoma a consecuencia de situaciones de estrés, o traumas de infancia. Entre otras cosas, porque estos cambios sobre el genoma podrían estar en el origen de trastornos como la esquizofrenia o el trastorno por déficit de atención, además de la depresión y los problemas de ansiedad que ya vimos sufrían nuestros parientes peludos.

Uno de estos estudios sobre humanos analizó las variaciones epigenéticas en genes expresados en el hipocampo (región cerebral implicada en memoria y aprendizaje) de suicidas en relación a traumas de infancia debidos a abusos, encontrando diferencias significativas entre las “marcas” epigenéticas de los individuos que sufrieron abusos y los que no (4).

Todas las evidencias apuntan, por tanto, a una compleja interacción del medio ambiente -en este caso social- con la genética.

Parece, por tanto, que los gemelos no son tan idénticos como dos gotas de agua. Su experiencia vital determinará, tanto como su genética, Y a su genética, cuán parecidos son. Por eso la discusión Nature or Nurture (naturaleza o educación) cada vez pierde más fuerza. Porque no existen de manera independiente, de la misma manera que los gemelos no son dos gotas de agua.